26 enero, 2015

Un letargo sin antídoto

Era buen momento para volver a ganar fuera de casa. Siempre lo es, pero la posibilidad de acumular dos victorias consecutivas si se conseguía ganar al Llagostera en Butarque la semana siguiente, se transforma ahora en la -casi- obligación de ganar al equipo catalán para seguir mirando al descenso por el retrovisor. (Alavés 2-0 Leganés).
No sólo no ganó el Leganés en Mendizorroza, sino que no mostró ni demostró síntomas de poder hacerlo. El rival, hasta ahora por debajo del 'Lega' en la tabla, parecía asequible, pero resultó impenetrable. El fútbol nos debía los puntos que se escaparon en la jornada uno, pero el golazo de Toribio pesó demasiado en los pepineros. La situación era parecida a la del domingo pasado en Zaragoza: tocaba remontar. Pero los pupilos de Garitano empezaron espesos, lentos, imprecisos, y el gol en contra no sirvió ni para despertar de la modorra. A fuerza de cambios -¡dos antes del descanso!- y de charla, suponemos con decibelios, el Leganés logró despertar en la segunda parte.

Sin opción de recuperar los anteriores cuarenta y cinco minutos, los pepineros sólo disponían de la segunda parte para hacer algo. Y lo hicieron, pero es entonces cuando la falta de acierto, la ineficacia de cara gol con la que este equipo pierde las oportunidades que le brinda normalmente su alta competitividad, apareció. No tuvo suerte Álvaro desde la frontal, ni Eraso con su taconazo, ni Fran Moreno con la testa. No quiso entrar la pelota. La suerte, llamémoslo así, que tuvo Toribio con su golazo, no la encontró el 'Lega' ni a un metro de la portería. Para colmo, el 'killer' Borja Lázaro ni tocó la pelota.

Como bien tituló la crónica de la web blanquiazul, al Leganés se le sigue resistiendo el Alavés, al que no ha ganado nunca -y ya van diez intentos-, como se le resisten los puntos fuera de casa: 9 de las 10 derrotas fueron a domicilio. Tocará esperar hasta Mallorca para intentar encontrar otra fuente de puntos que no sea sólo la de Butarque. Porque los buenos números en el feudo pepinero son el verdadero antídoto de este despropósito a domicilio, algo que habrá que refrendar el próximo sábado ante el Llagostera. La verdad, un alivio que sea en casa.

19 enero, 2015

Empieza lo bueno

Fuera de Butarque el Leganés pierde su condición de matagigantes. Quedó claro en una primera vuelta donde estuvo a punto de pescar en campos como El Molinón, Gran Canaria, o El Sadar, pero donde los goles de más los terminó poniendo el local. Jugar fuera es la kryptonita de este Leganés, y en La Romareda no faltó la maldita piedra radiactiva. (Zaragoza 2-0 Leganés)
Decimotercero con 26 puntazos para cerrar la primera mitad de Liga Adelante son datos de permanencia para un Leganés que -muchos coincidimos- mereció sumar algo más. Tocará sufrir en la segunda vuelta si no se pone remedio al mal fario en campos ajenos. Haber conseguido tan sólo 5 puntos de 33 posibles son datos muy pobres, bien contrarrestados, eso sí, con los 21 cosechados en casa. La leve mejora fuera que se supone llegará, otorgaría ese oxígeno que tanto nos gustaría respirar allá por mayo o junio. 

La historia quedó bien resumida en el partido de ayer, y no es otra que cuestión de acierto, es decir, la idiosincrasia del fútbol. Poco hizo el Zaragoza cerca de la portería de Serantes, pero Borja Bastón no necesita inspiración. Ayudado por los escasos centímetros por delante de la defensa que no vio el linier, el 'killer' zaragocista mató en la primera que tuvo, y en la segunda, porque dejando atrás a un Mantovani que en poco se parece a Usain Bolt, batió al portero pepinero con una mezcla de sutileza y a la remanguillé. Algo que le faltó al otro Borja. El '14' blanquiazul no supo aprovechar el mano a mano de la primera parte ni el pase de Postigo que lo dejó sólo en la segunda. La diferencia de acierto resultó valer un 2-0 que dejó sin más premio que el de una sola victoria a domicilio para el Leganés en esta primera parte de Liga Adelante.

Han sido 21 jornadas preciosas en este regreso a Segunda División, pero olvídense. Es a partir de ahora cuando cada victoria sabrá mejor que un beso de Scarlett Johansson y cada derrota dolerá más que una patada donde ustedes ya saben. Sensaciones que tenderán a infinito a medida que se acerquen las últimas jornadas, el último partido, el último minuto. A disfrutarlo. Ya llegará, si el asunto lo requiere, la chilena de la permanencia.

INFOGRAFÍA | Resumen de la primera vuelta 

11 enero, 2015

Déjà vu

Ir a Butarque es sentirse como algún día lo hizo Émile Boirac, ese filósofo francés que acuñó el término con el que hoy titulo mis palabras, porque sentir que una experiencia actual se ha vivido en el pasado es lo que sucede, en repetidas ocasiones, en el feudo pepinero. (Leganés 2-0 Barça B)
Era fácil salir el sábado con la sensación de que el 2-0 al filial culé había sido el típico partido cómodo del Lega. Lo que no es tan fácil es convertir en típico una victoria. Algo que es posible porque el Leganés y su feudo forman una simbiosis casi perfecta -irracional o difícil de explicar si se compara con los resultados fuera de él-. Ayer volvió a quedar demostrado con un partido imponente de los pupilos de Asier, minimizando a jugadores que quizá en un futuro despunten en las mejores ligas europeas, como ya hizo un tal Puyol después de caer hace más de quince años en Butarque. Un partido, volviendo al inicio, ya vivido en el fortín pepinero, no sólo porque la última visita de La Masía al sur de Madrid acabara con resultado idéntico, ni porque Velasco y Eraso repitieran los goles e incluso los minutos del partido contra el Recreativo, sino porque es la tónica de una asociación equipo-campo que desde hace mucho tiempo es sinónimo de puntos.

Puede parecer que jugar como local asegura puntuar, pero sólo siete de veintidós equipos en esta Liga han alcanzado la cifra de seis victorias en casa en lo que va de campeonato, algo que dice mucho de un Leganés que se encuentra en esa lista, sobre todo cuando cuatro de ellos son los cuatro primeros. Día o noche, frío o calor, sol o lluvia. No importa, el 'Lega' siempre responde en Butarque, y visitarlo cada dos domingos es como ligar conduciendo un Aston Martin, sabes que el porcentaje de probabilidad de salir victorioso está más cerca de cien que de cero.

El enfermo césped del estadio blanquiazul y las botas pepineras se entienden bien, y el primero de los novatos continúa firme en la Liga Adelante gracias a esa complicidad. Lástima que los próximos dos domingos el Lega visite Zaragoza y Vitoria. Es lejos de aquí donde aún queda mucho por mejorar. Recurriremos, si no queda otra, al espíritu de Sabadell. Porque no duden que cuando venga el Llagostera, tendremos otro déjà vu.

05 enero, 2015

Año nuevo, derrota nueva

El Leganés abandonó otro campo de altura con esa mueca de frustración, un gesto propio de quien reconoce haber perdido un tesoro que tuvo en las manos. Un partido escrito por el mismo guionista de Gijón nos regaló cuatro minutos de felicidad. Fue lo que duró la ventaja pepinera en el marcador, para deshacerse después en favor de un Miguel De Las Cuevas en gracia. (Osasuna 2-1 Leganés)
Todas las derrotas duelen, pero la del sábado pareció dejar especialmente dolido a Asier Garitano. Dejó Pamplona con cara de pocos amigos y sin muchas ganas de hablarle a nadie. La ventaja conseguida con mayor control que nunca lejos de Butarque, en forma de contraataque de manual entre Alberto-Álvaro-Borja, se desperdició demasiado rápido. Fue el epicentro del cabreo de Asier, y de todos, porque como si de un truco de magia se tratara, el control desapareció, y la inercia del partido cayó a favor de un Osasuna que empezó a creer, y en contra de un Leganés que empezó a dudar. 

"Se ve venir el segundo gol rojillo", recuerdo que pensé en la cabina 22 de El Sadar, en aras de mi negatividad. Los mismos precedentes que tenía para pensarlo me daban un resquicio de esperanza para no hacerlo, por aquello de que de los errores se aprende. Tristemente, un inspirado rojillo con un 8 a la espalda y un mal rebote en Mantovani dieron la razón a las sensaciones iniciales a los diez minutos. Con el pitido final, los blanquiazules nos fuimos del antiguo Reino de Navarra con otra derrota inmerecida bajo el brazo, con otro partido competido casi a la perfección en vano, y con la misma falta de acierto después de tres ocasiones claras de gol: una volea de Eraso a los cielos en un mano a mano, un zapatazo al palo de Mantovani, y un remate a bocajarro de Álvaro salvado in extremis. 

Afortunadamente, la clasificación se ha portado bien y ha dejado al Leganés duodécimo, sólo un puesto por debajo del que empezó la jornada. La cosa se aprieta, pero en este blog sólo miramos hacia delante, lo que en una lista vertical del 22 al 1 significa hacia arriba. Claro que una dosis de suerte nunca vendría mal. Espero que me lean los Reyes Magos.