30 noviembre, 2014

Sumando sueños

El Leganés volvió a demostrar la fortaleza que tiene por estadio y que la derrota ante el Girona fue una excepción. El equipo se oxigenó con una bocanada de aire que vale por dos: tres puntos por un lado, e impulso moral por otro al tumbar por tercera vez esta temporada a un 'grande' de la categoría, un sueño casi inimaginable meses atrás. (Leganés 1-0 Valladolid)
Remarcaba Asier Garitano en la previa del encuentro con la tranquilidad que lo caracteriza que ni hay crisis ni va a haberla. Que lo importante es disfrutar de estar en Segunda, pero eso sí, siendo competitivos. Después de cinco partidos sin ganar con tres duras derrotas consecutivas y una semana de críticas, parecía que el Valladolid no era el mejor rival con el que poner fin a tanta negatividad y que otro resultado malo podría empezar a legitimar la palabra 'crisis' que negaba Asier. Pero la negaba por algo. El 'Lega' obró otro buen partido en Butarque para cargarse al Valladolid, y demostrar ser un equipo competitivo, luego capaz de vencer a cualquiera. La imagen fue, como de costumbre, mejor que la de fuera de casa, a pesar de que la tónica de fallar sus oportunidades más evidentes siguió patente. Por suerte, al Valladolid también se le mojó la pólvora, impedidos por un estupendo Serantes que, nuevamente titular, salió vencedor en el duelo con Javi Varas, y por un Mantovani que pese a no estar físicamente perfecto salvó dos goles cantados.

Es en la posibilidad de haber caído derrotado ayer donde se evidencia que en anteriores derrotas también se pudo salir victorioso. Posiblemente esa sea la lectura para un Leganés al que no le ganan por goleadas, pero al que tampoco le sobra el gol, y en el que los detalles suelen marcar la diferencia entre ganar o perder, lo cual no hace sino engrandecer la irrupción de este equipo en Segunda. Es para estar contento con un equipo que ha sabido tapar la herida a tiempo y bien. Ahora, llegan dos oportunidades lejos de Butarque para conseguir la primera victoria a domicilio, lo que sin duda es la gran asignatura pendiente de este Leganés.

Entretanto -quería dejarlo para el final-, Borja Lázaro fue quien puso en pie Butarque tras tocarle a él esta vez ser la referencia en ataque. Con un movimiento en el área muy a lo Mandzukic, que diría el 'Guaje', logró lo que Javi Varas y los palos habían impedido. Fue la mejor manera de estrenar el nuevo videomarcador y de volver a respirar tras una semana difícil, en la que ustedes hicieron bien escuchando a nuestro amigo Crusta.

24 noviembre, 2014

Ni antes tan buenos, ni ahora tan malos

Cinco jornadas sin ganar y tres derrotas consecutivas son números difíciles de digerir. Más cuando en los dos últimos partidos se van los puntos en el último minuto, algo que ocurre por cuarta vez esta temporada. Fuera de casa el 'Lega' sigue de capa caída y no logra quitarse la etiqueta de peor visitante de la Liga. Asier intentó cambiar al equipo, pero todo siguió igual. Y para colmo, ahora llegan dos miuras. El cabreo del aficionado es comprensible, pero no el derrotismo. Sería absurdo negar el mal momento que atraviesa el equipo, pero también lo sería prenderle fuego en la jornada 14.
Al igual que hace dos jornadas en Albacete, las virtudes del Leganés brillaron por su ausencia. Cuesta encontrar una razón por la cual lejos de Butarque el equipo no es capaz de acercarse a su mejor versión. La capacidad para generar ocasiones de gol desciende fuera de casa, generalmente para todos los equipos, pero en este caso para un Leganés que además difiere mucho de local a visitante. Con tan pocas ocasiones de gol por partido es evidente que la primera cuestión a mejorar es la puntería, teniendo en cuenta que la fiabilidad defensiva que mostraba el 'Lega' en Segunda B ha desaparecido. El medio del campo tampoco ayuda a ilusionarse, pues las pocas triangulaciones niegan la fluidez en el juego, y los pelotazos no terminan de aportar mucho. 

Quizá la ausencia de ese once estable prometido por Garitano desestabilice la confianza y dificulte las conexiones en el césped, pero si lo hubiera, lo achacaríamos entonces a la ausencia de cambios. El fútbol es así, y las malas rachas son parte del proceso de aprendizaje y de maduración de un equipo. El momento es malo, y el aficionado acumula sus razones para exigir que fuera de casa el equipo compita hasta la extenuación. Pero ni antes eran tan buenos, ni ahora tan malos. Debemos aceptar con resignación que merodear por los puestos bajos de la tabla quizá sea el papel natural de un actor recién llegado. No seré yo quien quiera verlo pelear en el fango a final de temporada, pero quizá sea éste el mejor momento para toparnos con la realidad, y aprender a tiempo. Los 84 puntos que restan por jugarse dan margen de sobra a un equipo con potencial para quedarse en Segunda un año más. No se vengan abajo tan pronto, camaradas, y cedan en su afán por el pesimismo. 

16 noviembre, 2014

El fútbol no perdona

El fútbol no está exento de errores, y hacer más minutos buenos que malos tampoco es sinónimo de victoria. El partido de ayer fue otro capítulo de la enciclopedia futbolística, donde se escenificó una de las esencias de este deporte: no siempre gana quien más virtudes presente, sino quien menos errores cometa. (Leganés 1-2 Girona)
Esa podría ser una lectura tan válida como decir que el 'Lega' tuvo ayer mala suerte, y que el árbitro estuvo lejos de ser igualitario. Pero la suerte y el árbitro son dos factores con los que, para bien o para mal, hay que contar cada domingo, en cada salto al verde. Es por eso que por muy evidente, casual, o injusta que sea su interacción, no han de ser excusa.

Con otro baile de cambios en el once inicial por parte de Garitano, el Leganés lo hizo todo bien hasta el minuto 32'. Dominio, llegadas, ocasiones y como fruto, un gol. Todo parecía salir a pedir de boca ante un Girona atemorizado por el rendimiento inicial de los pepineros. Pero este deporte necesita pocas concesiones para matarte, y el Girona lo confirmó. Pérdida de Diamanka y una defensa a contrapié le sirvió a Sandaza para batir magistralmente a Queco. Un error, un gol. Demasiado castigo con el que el 'Lega' dejó de ser el mismo. La segunda parte fue un dominio alternativo, con ambos equipos capaces de hacer daño por igual, aunque con la tónica pepinera del perdón continuo. Algo que por alguna extraña razón se convierte en una indirecta para el rival, en un reto, en una invitación a intentarlo. Vamos a llegar nosotros y la vamos a meter, se autoconvenció el Girona, imagino. Fran Moreno avivó ese mensaje cerca del final, cuando en la ocasión más clara del partido, volvió a perdonar los tres puntos delante de Becerra.

Y claro, los libros no se equivocan. Llegó el descuento, y como si estuviera escrito, el Girona no perdonó en su ocasión final. El Leganés puso todos los impedimentos posibles, pero hacerlo sobre la línea de gol fue pender de un hilo. Si fue falta a Queco o no, ya no importa. Otra lección más con la que aprender, a pesar de que esta vez sea a expensas del disgusto local. Fue la primera derrota en Butarque.

09 noviembre, 2014

No fue el día

Después de volver a Segunda tras diez años, y de un más que decente inicio de campeonato siendo con diferencia el mejor de los cuatro que lo acompañaban desde el inframundo de la B, sería de necios hacer sangre por sólo un partido, pero también lo sería negar que el partido de ayer fue decepcionante. (Albacete 1-0 Leganés)
Suele decir Asier Garitano que en un partido el objetivo no es otro que estar más cerca de ganar que de perder. Ayer, la sensación desde arriba fue la de un equipo más cerca de perder que de ganar. La primera media hora de partido, y casi toda la segunda parte, no fue un atropello futbolístico del Albacete, pero sí de ímpetu, carácter y fe. Argumentos más que necesarios para ser competitivo, y suficientes por parte del Albacete para dejar ayer al Leganés muy por debajo de su nivel. 

Es cierto, sólo fue 1-0, pero ayer desaparecieron de un plumazo las pequeñas dosis de mejoría que el equipo dejó en Alcorcón, Gijón, y Soria, -donde tampoco se ganó-. El trivote Eraso-Diamanka-Alberto no funcionó, las bandas no tuvieron profundidad con un Velasco sin explosividad, un Álvaro García perdido, y un Rubén Peña y Luis Ruiz lejos de su mejor versión en los laterales. La inspiración de Dioni arriba tampoco llegó, y la primera y gran ocasión del partido la perdonó Eraso. Una acción sobre el verde que en una traducción literaria podría representar la casi totalidad de minutos pepineros en el Carlos Belmonte: un quiero y no puedo.

La conjura albaceteña surtió efecto, y el 'Lega' pagó las siete derrotas seguidas que arrastraban los manchegos. Pero no se equivoquen, es el Leganés quien sigue merodeando por la mitad de la tabla, y el Albacete quien sufre abonado a la última plaza. El trabajo bien hecho tiene su crédito, y sería insensato desviarse de la frase que titula esta publicación. Pero al igual que ustedes, me sigo preguntando cuánto falta para ver al Leganés de Butarque, lejos de él. Quiero pensar que no es imposible.

03 noviembre, 2014

Garitano rules

El Leganés no pudo pasar del empate (1-1) contra la Ponferradina, el mejor equipo que ha pasado por Butarque hasta la fecha. Avisó de ello Asier Garitano el viernes, y no es traidor.
Divagando una vez sobre qué es esto del balompié, terminé dándome cuenta de que los equipos de fútbol son sus entrenadores. Tu equipo es tu entrenador, y los jugadores son meras piezas de un tablero en el que quien manda es el hombre del banquillo. Un juego de estrategia en el que a veces las piezas son mejores y otras veces son peores, pero que dependen de un solo hombre. Y ese, aquí, es Asier Garitano. 

Ayer terminé recordando aquella tesis porque Garitano volvió a demostrar que es él quien manda. Un hombre de principios que se saltó las 'normas' para cambiar a Rubén Peña a la media hora -al más puro estilo Jémez-, porque tenía amarilla. Y no dudó en explicar a los medios que lo hizo porque Rubén "no se sabe frenar". Una acción totalmente justificada a pesar de que ello conllevara el enojo del jugador y la sorpresa de la grada. Una vez más se confirma la teoría: el Leganés es Asier porque directamente depende de él, y el sacrificio de las piezas forma parte de sus decisiones del juego.
No acabó todo ahí. Cuando el jugador número 20 de la Ponferradina, Óscar Ramírez, se disponía a devolver la pelota al Leganés porque Santamaría la había tirado fuera para atender a un jugador, Garitano se acercó a Óscar y le dijo: "juega". No quiso que tal devolución se efectuara porque los jugadores del Leganés tienen orden de no tirar nunca el balón fuera. Haberlo hecho fue saltarse las normas, y Garitano quiso castigar a su equipo con tal gesto. Tengan por seguro que los jugadores pepineros aprendieron la lección.
Entretanto, todo el mundo -o casi todo- salió de Butarque con la sensación de que el equipo leonés había sido el rival más difícil que esta temporada pasó por el feudo pepinero. Fue algo así, porque también fue uno de los partidos menos potentes del Leganés en casa, impedido en su propósito por las buenas y bien colocadas piezas de Manolo Díaz. Es verdad que los entrenadores sin sus piezas no serían nada, pero un equipo no lo sería sin su entrenador. Nuestro C.D. Leganés no lo sería sin él.

Ya saben, Garitano rules.