15 septiembre, 2014

Tres de cuatro

Son los partidos en los que el Leganés ha conseguido sumar, y quizá el punto de ayer sea el más valioso de los cinco con los que cuenta. (0-0)
No premió el técnico de Vergara el reciente hattrick de Borja Lázaro, y nos dejó a todos con gesto de sorpresa al ver la alineación, un gesto que desapareció cuando el partido terminó. Porque poco fútbol (del bonito) nos brindó ayer el equipo de Asier Garitano, impedido por un Lugo con poder de dominio instantáneo. Los de Quique Setién tan sólo dejaron el balón al Leganés durante algunos minutos de la primera parte, en los que sólo un zurdazo de Alberto Martín provocó trabajo en el portero lucense. El mediocentro extremeño del Leganés fue uno de los protagonistas del partido, no sólo por generar la única ocasión clara para el 'Lega', sino por ser quien pagó el pato de las amarillas. El colegiado anduvo con la mano suelta durante un partido que se pareció poco a la guerra, y entre las ocho amarillas del partido (¡ocho!), el Leganés se quedó con diez.

Y aguantó hasta el final. Un suspiro de alivio -casi de celebración- se escapó en las casas leganenses que disfrutaban -o sufrían- a través de la página web de la LFP. El Leganés se pareció a ese que terminó la liga el año pasado contra Guijuelo, Lleida u Hospitalet. Ese que se mostró impenetrable, y que se valía de uno de sus pilares más poderosos para ganar partidos, o al menos no perderlos: la defensa. 
Ayer volvió a tirar de él para ganar un punto que supo mucho mejor que el de la primera jornada, después de encajar un gol en el minuto 6, por suerte anulado, de quedarse con diez a 30' del final, o de que el poste salvara un gol en los minutos finales. Conseguir más que un punto era imposible.

Ya saben, si no puedes ganar, no pierdas. Son estos los puntos que valen oro.

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